Los líderes políticos de los ocho países más poderosos del mundo, iniciaron ayer en el balneario alemán de Heiligendamm una cumbre del G-8 marcada por las divisiones que existen sobre cómo combatir el cambio climático y la nueva batalla verbal protagonizada por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el primer mandatario estadounidense, George W. Bush.
El inicial encuentro bilateral de la reunión fue protagonizado por Bush y la anfitriona del evento, Angela Merkel, dos estrechos aliados pero distanciados ahora por posiciones casi antagónicas sobre la forma de reducir las emisiones de gases para frenar el efecto invernadero a largo plazo. Durante una entrevista que duró una hora y media, ambos dirigentes intentaron disfrazar, en una breve comparecencia ante la prensa, sus diferencias con palabras amables y promesas que posiblemente se quedarán en nada cuando finalice la cumbre.
«Vengo con el gran deseo de trabajar contigo para lograr un acuerdo posKioto», le dijo Bush a Merkel, al tiempo que destacó su deseo de reducir, que no de limitar, la emisión de gases y de obtener una mayor independencia energética. «Hay una buena oportunidad para que compartamos nuestra tecnología con el mundo en desarrollo para garantizar que somos buenos vigilantes del medio ambiente».
Angela Merkel, por su parte, expresó su optimismo y dijo que la reunión había comenzado con «buen pie», pero resaltó que aún subsistían algunas áreas en las que se seguía trabajando. «Creo que si seguimos por este camino tenemos buenas posibilidades de alcanzar posiciones comunes. Tengo la esperanza de que podamos enviar una poderosa señal», dijo en una directa alusión a su meta de buscar un acuerdo sobre el cambio climático. «La conversación con el presidente ha sido muy buena y exitosa», insistió.
No rotundo
Pero la propuesta central de Merkel para combatir el cambio climático -reducir las emisiones de gases hasta un 50% en 2050- es rechazada categóricamente por Washington. Estados Unidos prefiere que cada país contaminante fije sus propios límites y dejó saber que no está dispuesto a firmar en Heiligendamm un documento que incluya obligaciones vinculantes
«En este momento y sobre ese tema en particular no hemos alcanzado todavía un acuerdo», declaró James Connaughton, el principal asesor de Bush para temas de medio ambiente, en Rostock. «Cada país debe fijar sus propias metas y esta idea es compartida también por Canadá y Japón», insistió.
Las posiciones antagónicas entre Merkel y Bush obligaron a la canciller a reducir las perspectivas de éxito de la cumbre y todo parece indicar que se conformará con una declaración donde los líderes prometerán nuevas acciones, pero ningún compromiso definitivo.
La cita también se ve amenazada por la pugna que enfrenta al presidente ruso con su colega norteamericano a raíz de los planes de Washington de instalar un escudo antimisiles en Polonia y la República Checa. Pero ayer, Bush intentó disminuir la tensión y prometió que su Gobierno no responderá con la fuerza a la advertencia proferida por Putin de apuntar sus misiles a Europa. Durante un encuentro con periodistas que cubren la información de la Casa Blanca, Bush aseguró que Rusia no piensa atacar y descartó cualquier confrontación con Moscú. «No se necesita ningún tipo de respuesta militar porque no estamos en guerra con Rusia y no representa una amenaza», manifestó con rotundidad el líder estadounidense.
Escudo antimisiles
Más adelante, Bush admitió desconocer los motivos que tuvo Putin para amenazar a Europa y habló de que el tema seria tratado durante un encuentro bilateral que sostendrá hoy con el mandatario ruso. «Me esforzaré para que no sea una reunión tensa», dijo y reiteró que Rusia no es un enemigo de EE UU. Antes de viajar a Heiligendamm, el presidente norteamericano ya había enviado un menaje al jefe del Kremlin desde Praga, donde insistió en que Moscú no debía considerar el escudo antimisiles como una amenaza.
«Mi mensaje será: Vladímir -yo le llamo Vladímir, señaló- no deberías temer el sistema defensivo. De hecho, ¿por qué no cooperas con nosotros?», indicó Bush ante los periodistas. La respuesta de Putin posiblemente será conocida en el curso de la jornada de hoy, cuando los ocho líderes se reúnan por primera vez en un elegante salón del hotel más custodiado del planeta.
Después de la llegada de todos los invitados al balneario de Heiligendamm, Angela Merkel inauguró la conferencia con una cena informal en un castillo ubicado en las cercanías de la sede de la cumbre en la que participaron los presidentes y jefes de Estado de Rusia, Reino Unido, Francia, Italia, Japón, Canadá, EE UU y Alemania, junto a sus respectivas parejas.
Fuente:ideal.es
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2007/06/07
Bush luchará contra el cambio climático
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